sábado, 7 de enero de 2023

Culiacán, mucho más que violencia

por Héctor Zamarrón 

En el imaginario colectivo Culiacán está asociada al narco, a la banda, a mujeres bellas, a las trokas y los personajes de novela, sean de Élmer Mendoza o Arturo Pérez-Reverte, pero su atractivo va más allá de los estereotipos y asoma en cada esquina.

Porque esa ciudad fundada hace 488 años es mucho más que El Chapo, sus hijos, El Mayo Zambada, Jesús Malverde o el cementerio de Jardines del Humaya.
Culiacán es atestiguar el atardecer en tonos malva y rosa desde la isla de Orabá, en el corazón de la ciudad, porque sus ríos la parten en dos y por eso es quizá la más europea de nuestras urbes.

Son los Tomateros y su estadio de beisbol, el mejor de México hasta ahora. Son sus parques urbanos, lo mismo el Constitución que las 18 hectáreas del parque Culiacán 87, con su velódromo y su ágora griega, o Las Riberas, donde al caer el sol acuden los enamorados.

Culiacán es su Jardín Botánico, desde cuya zona de suculentas y el área del desierto puede experimentarse una tranquilidad inigualable o, paradoja, también disfrutar de un concierto a la luz de la luna.

Culiacán es su orgullosa Universidad, su profesional Implan, la beligerancia de sus activistas. Suena a sus académicos, a Iliana Padilla Reyes, a Juan Carlos Rojo, a Natalia Correa, a Juan Carlos Ayala Barrón, a Luis Carlos Lara, al movimiento ciclista que en los mejores años de Cyclos llegó a tener paseos con miles de asistentes.


Culiacán son los serranos que bajan de Badiraguato al mercadillo Rafael Buelna a vender sus coyotas y su pan de mujer, a comer pozole y a comprar sombreros y huaraches.

Culiacán es adquirir el semanario Río Doce y leerlo mientras se toma una cerveza —o quizá mejor un whisky— en el bar El Guayabo; es pedir un pollo frito y preguntar por la mesa en que Javier Valdez escribía cada viernes su columna Malayerba.

Culiacán son sus aguerridos y curiosos periodistas, no importa si vienen de El Debate, del Noroeste, de Espejo azul, de Línea directa o si trabajan en Mapasín o en Tus Buenas Noticias.

Es la ciudad que recibió a Enrique Peñalosa, ex alcalde de Bogotá, y cuya influencia se nota en las obras que en el primer cuadro mejoraron aceras, mercado y calles para peatones, sombreadas por las preciosas amapas, ese árbol tropical cuyas flores lilas adornan el costado sur de la catedral.

Es tomar la Obregón y seguirla a través del deteriorado centro histórico hasta la iglesia de la Lomita y su mirador, custodiado por un enorme campanario.

Es la ciudad donde se atreven a construir pasos seguros a pesar del enojo de los automovilistas acostumbrados a pisar el acelerador en el malecón viejo.

Es la ciudad donde se puede caminar por el Paseo del Ángel hasta el Presidio para pedir una machaca de marlín, mantarraya o un aguachile, lo mismo que tomar un sake en la única destilería de su tipo en México.

Es la ciudad de la resiliencia, la que defiende su orgullo, lo chilo, la que acoge con calidez al visitante, donde todo está cerca y la sociedad se propone metas sin esperar que las instituciones resuelvan.

Es la ciudad de los ríos, la que espera la llegada de un poeta que le cante al Tamazula y el Humaya como lo hizo Pellicer con el Usumacinta.

Es la entrañable Culiacán. 


 https://www.milenio.com/opinion/hector-zamarron/afinidades-selectivas/culiacan-es-mucho-mas-que-violencia


Actualización con un texto anónimo que recibí vía whatsapp: 

ORGULLOSAMENTE SINALOENSE ❤

(Por si no lo sabias)


-Hola, ¿de dónde eres?

* Soy de Sinaloa.

- ahh, narcos, sicarios, balaceras...

* Disculpe es usted Adicto, ¿verdad?

- no!!! ¿por qué?

* Porque si usted fuera Deportista..

me hubiera identificado con Gerardo y Rosario Espinoza, Jared Borgetti, Omar Bravo, Julio César Chávez, el Travieso Arce, Hilda Gaxiola, Yesenia Castro, Yesenia Uriarte, Los Tomateros, Cañeros, Venados, Algodoneros, Murciélagos, Dorados, etc.

* Porque si usted fuera Culto..

me habría preguntado sobre el mejor Garbanzo del País, el Tomate de exportación, por el Atún que aquí se procesa, por el Malecón de Mazatlán y su Centro Histórico, por el Faro natural más Grande del mundo en Mazatlán, el Museo de Pedro Infante, por el Revolucionario y luchador social Juan de Dios Batiz, por los Juegos de Ulama, las Aguas Termales de La Ciénega, nuestra Biodiversidad porque aunque vivimos en el valle tenemos cerca Montaña, Playas, Sierra, Bosques... me habría identificado con nuestros Grandes Artesanos de ollas de barro o los Creadores de Atarrayas, nuestros Artistas y personalidades.. Ana Gabriel, Lola Beltrán, Pedro Infante, La Banda del Recodo, Chayito Valdez, Los Tigres del Norte,

* Y si Usted tuviera un Buen Paladar

 me habría preguntado por las Campechanas secas, Ceviche de Camarón, Tostadas Caribeñas y Zarandeados de Pargo, las Tortas del Rey, el Chilorio de Mocorito, la Birria con Tortillas hechas a mano, del Chivo de Oro o del Borrego Tatemado, los Coricos, la Machaca, los Panes de La Cuesta, los Raspados de Concordia, los Tamales Barbones de Escuinapa, y las Bebidas: Volteadas de Cerveza y Micheladas, los Tonicol la Cerveza Pacífico y más.

* Sin embargo veo que solo conoce al proveedor de su adicción...

* Solo quiero probarle que somos Muchos Sinaloenses Honestos, que incluso si no nos conoce le encantará conocernos 😊😊 y visitarnos, porque Sinaloa es aún muchísimo más maravilloso de lo que yo pueda contarle!

..Los Buenos..Somos Mas..


VIVA SINALOA. ❤❤❤❤❤

domingo, 16 de junio de 2019

En busca del padre

por Héctor Zamarrón 

Los hombres en México siempre andamos en busca del padre, somos una inmensa metáfora de Pedro Páramo camino de una Comala imaginaria. Estamos marcados por el abandono y crecer, volverse hombre, es transitar por los ritos de pasaje que la cultura machista estableció como "normalidad".

    Hay diversas formas de ser padre, generalizar es eliminar las diferencias y borrar los contextos culturales, económicos y sociales que enmarcan la experiencia de la paternidad o de su negación, nuevo signo de identidad entre los centennials preocupados por el futuro del planeta y la devastación que la especie humana ha creado en la Tierra. 

"Uno de cada tres mexicanos somos padres: 21.7 millones".

    
    Más allá de las diferencias, sin embargo, los datos nos retratan: uno de cada tres mexicanos somos padres, 21.7 millones, menos de los que el sentido común indica pero acordes con una sociedad que comienza a dejar atrás el bono demográfico, según la encuesta intercensal de 2015 del Inegi. 

    Ser padre es un privilegio —no solo biológico, sino también social— y tanto nos repiten que debemos estar conscientes de nuestros privilegios que más vale aclararlo desde un principio. Un privilegio que va en declive, no obstante, en una gran parte del mundo donde toda una generación está renunciado a la paternidad.
        Por lo mismo es imprescindible darle un nuevo sentido a la paternidad, hablar más de ella, investigarla. En la academia carecen de datos precisos sobre las diferentes maneras de ser padre. A la fecha sabemos con precisión que el promedio de hijos de las mujeres pasó de 6.1 en los años 70 a 2.15 en este siglo, en cambio ignoramos cuántos hijos tienen en promedio los padres, ¿los mismos, acaso? A ellos no se les pregunta en las encuestas ni en los censos. Hay que cambiar hasta la forma en que hacemos preguntas, que el Inegi tome nota para sus próximos censos. 
     

"El promedio de hijos de las mujeres pasó de 6.1 en los años setenta del siglo veinte a 2.15 en el siglo XXI"


    Las políticas públicas para fomentar nuevas paternidades responsables y solidarias tienen su origen en la necesidad de superar la paternidad como mero acto de gestación y el abandono consiguiente que han privado durante décadas en México. 

     La licencia de paternidad, por ejemplo, a pesar de haber sido aprobada desde hace una década, aún no es ejercida por los hombres. No es bien visto ausentarse por enfermedad de un hijo. Los ejecutivos que piden permiso para acudir a una ceremonia de graduación, a una competencia deportiva, a un cumpleaños de su hijo, son los menos. 

    La competencia feroz por el trabajo obliga a un nuevo tipo de abandono. Ya no aquel del padre ausente que dejó a la familia y se olvidó de ella, sino este que debido a los horarios laborales extensos y extenuantes y a las largas distancias recorridas en las ciudades se queda sin tiempo para compartir la vida con sus hijos. 

    Los hombres ganamos más, tenemos mejores trabajos y fuimos educados para ser proveedores, pero no para ejercer una paternidad libre de violencia y comprometida con el trabajo del hogar y los cuidados. Que pronto podamos superar esas taras. 

    Que pronto dejemos de ser esos hijos errantes en busca de su padre y que dejemos de repetir ese ciclo perverso del que nos cuesta salir. 

¡Feliz Día del Padre! 
Twitter: @hzamarron

miércoles, 28 de febrero de 2018

Miguel León Portilla

Profesor emérito de la Universidad Nacional, ex embajador en la Unesco, es antropólogo, historiador y filólogo. Sus trabajos sobre el mundo náhuatl, su mitología y literatura son indispensables. A lo largo de su vida ha recibido innumerables distinciones y premios, pero también es responsable de impulsar la educación bilingüe y de la creación de La Casa del Escritor Indígena.


viernes, 23 de febrero de 2018

Entrevista con Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

Madrid
Abogada, jueza, defensora de derechos humanos, presa por oponerse a la dictadura franquista. Manuela Carmena es la alcaldesa más inusual que ha tenido Madrid, desde entonces se ha dedicado a promover una ciudad más incluyente


martes, 30 de enero de 2018

Movilidad, la disputa en los medios de comunicación

Movilidad, la disputa en los medios de comunicación
Por Héctor Zamarrón*

¿Cómo hablar de peatones, ciclistas, transporte público y movilidad en una sociedad donde ninguno de ellos pinta frente al reinado del automóvil?
¿Cómo lograr que los reporteros y editores se interesen en estos temas, que los directivos en los medios acepten asomarse a los nuevos fenómenos que están ocurriendo en las ciudades más importantes del mundo, convencerlos de que estamos frente a un fenómeno global?
Hace tiempo, envié a una reportera a cubrir una protesta de un grupo de ciclistas –los Bicitekas, desconocidos entonces--  contra el segundo piso en el Periférico que el entonces jefe de Gobierno había anunciado. Ella me miró con cara de sorpresa y dijo “¿En serio? ¿Y esos quiénes son? ¿Por qué vamos a cubrir eso?”. Otro día, un directivo de plano me recomendó: “Mejor dedícate a una revista donde puedas hablar de bicicletas”.
Comenzaba apenas el siglo y era muy difícil convencer a los medios de que había una tendencia en el mundo, madurando.
Hoy en día, aún es difícil colocar temas de movilidad en la esfera pública, no tanto como solía ser, pero se batalla en serio.
La explicación es relativamente sencilla, la misma disputa por el espacio público a la que asistimos todos los días en nuestras ciudades se refleja en los medios. La omnipresente industria automotriz y todo lo que conlleva, desde las obras viales hasta la regulación del tránsito, ocupa diez veces más espacio que la movilidad.
Tanto así que en la radio, la televisión y los diarios hay suplementos, secciones y programas especiales dedicados a los autos. Cualquier cosa que pase con ellos es noticia, lo mismo una inversión en una planta que la modificación o supresión de la tenencia.
Después de todo, los autos mueven a la economía y en México se vive una fiebre automotriz.
En enero de 2015, la industria automotriz exportó unos 7 mil 500 millones de dólares, poco más de la cuarta parte de las exportaciones totales mexicanas, según el INEGI.
En la ciudad de México se registran menos nacimientos que venta de automóviles.
El crecimiento de la industria automotriz parece imparable: en tres años México será el cuarto exportador de automóviles y el quinto productor de vehículos motorizados en el mundo, según estima la consultora Ernest & Young.
Por eso a quienes desde los medios tratamos de visibilizar el tema de la movilidad nos cuesta tanto. El peso en la economía de las bicicletas, de los peatones, de los camiones, no pinta frente a este imperio vehicular, nos enfrentamos a una visión glamorosa de inversiones, tecnología, empleos, etc.
Sin embargo, las consecuencias que esto acarrea en nuestras ciudades son evidentes. Vivimos en urbes tomadas por los automóviles, con sus espacios públicos deteriorados, en un ciclo interminable que, como una rueda, arroja cada día más vehículos a las calles. Es un bucle que perjudica nuestra salud contaminando el aire que respiramos, llenando de hollín nuestros pulmones, de aceite quemado las calles, inundando de ruidos de motores y cláxons sin cesar, invadiendo las aceras.
Cada vez también, se planean nuevas obras viales para tratar de aligerar los embotellamientos que ya son una característica distintiva de las ciudades mexicanas, no importa si hablamos de Tuxtla Gutiérrez o Tijuana, de Papantla o de Cholula, de León o Querétaro. En todas se viven atascos viales en horas pico.
Por eso desde los medios, quienes trabajamos en temas de movilidad, descubrimos que algo está cambiando en el mundo. Un nuevo aroma se esparce en el aire y hay que estar listos para percibirlo, para participar de un cambio completo de concepción sobre nuestra vida en las ciudades y nuestra relación con el espacio público.
Y aunque difícil, el desafío desde los medios es acompañar a quienes comparten ese descubrimiento en la sociedad: urbanistas, activistas, funcionarios, artistas, etc., para ir construyendo una nueva cultura de la movilidad. Vivimos en sociedades mediáticas y hay que visibilizar estos temas para darles la jerarquía que merecen.
Tras un siglo de predominio del automóvil privado en las urbes, desde su creación a principios del siglo XX, por fin reaparece la bicicleta, colocada no como un vehículo para los pobres, sino como una opción real de transporte y adecuada a los tiempos modernos.
Pero también la bicicleta podría ser lo de menos, lo que de verdad importa es que tras su impulso hay una visión del mundo diferente, que ve posible la utopía de contar con ciudades hechas por y para la gente. Una visión de ciudades humanas donde la primacía la tengan el peatón y la bicicleta. Una ciudad donde el espacio público esté dentro de lo más preciado. Donde la equidad importe. Donde pedalear libremente sea posible. Una ciudad sobre dos ruedas, llena de mariposas porque, como Albert Einstein dijo en una de esas tardes calurosas en las que dejaba la oficina y salía a pasear en su Schwim: “La vida es como andar en bicicleta, para conservar el equilibrio hay que mantenerse en movimiento”.

* Héctor Zamarrón es un periodista que un buen día redescubrió la bicicleta y cayó enamorado de ella. Desde 2008 mantiene un blog sobre bicis (elmanubrio.blogspot.mx), trabaja para el Grupo Milenio en televisión, diario y web y, cada que puede, viaja por la Ciudad de México en su mariposa.